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das Mystische 2.1

Cultura del agua

Hace unos días, el 27 de mayo para ser más exactos, en esa zona de la Red llamada Tierra y Libertad, J.R., su propietario, nos informaba con exactitud de que Murcia, a pesar de las apariencias o discursos que señalan lo contrario, no está sedienta. En otras palabras, que malgasta y desaprovecha sus propios recursos, que utiliza mucha más agua de lo que sería aconsejable. La necesidad del toxicómano, añadía J.R., enlazando el análisis de la realidad con la poética de lo evidente. Y es que es dejar de llover a cántaros, quedarnos secos, a dos palmos del agua, y transformarnos en poetas; o en cronistas certeros del secano, de la desertización general, que viene a ser lo mismo.

La cultura del agua, la posibilidad de modificar sistemas de riego o de evitar prácticas de dudosa necesidad colectiva, era comentada y refutada a continuación en la sala de máquinas de los comentarios, con un nuevo órdago (esta vez a la grande) que puede dar mucho que pensar y que incluso, a poco que nos pongamos a ello, puede obsequiarnos con dolores de cabeza. Alguien que firma "bacterio" apunta que no sería muy costoso convencer a la población de que gaste menos agua: sólo habría que subir el precio. Y un poco más adelante, José Carlos Rodríguez, comentarista liberal donde los haya, con quien he coincidido en diferentes foros y a quien tengo por persona inteligente, anunciaba que iría incluso un poco más lejos, permitiendo un mercado libre del agua, y anunciando que, más adelante, escribiría argumentando esta teoría.

Yo se lo agradeceré profundamente porque, en este tema, como en tantos otros, me siento un poco huérfano, necesito que alguien me lo explique con claridad, que me abra estos ojos que no siempre aguantan abiertos; pero mientras llega el momento no puedo dejar de preguntarme: ¿Y el aire? ¿Para cuando un libre mercado del aire?

Mientras llega esa respuesta mato el tiempo leyendo a Enzensberger:

Hay muchos motivos para creer que el capitalismo sólo podrá sobrevivir mientras pueda contar con acciones humanas que se sustraen a su lógica. El aire sigue siendo un bien que se utiliza sin retribución la mayoría de las veces. Parece que hay ciudades que no exigen dinero por entrar en los parques. Aquí y allá se comunican gratuitamente pensamientos. No todas las relaciones amorosas se calculan al céntimo, y el tráfico de niños y (hasta el momento todavía) de órganos humanos está sometido a limitaciones que a la economía de mercado le son ajenas.

Y calmo mi sed con agua.

Ya saben: la necesidad del toxicómano.

Del grifo, claro está.

Agüita del avellano.

5 comentarios

JR -

A propósito de lo que cuenta Otis, este mes de junio se aprobará ya de manera irrevocable la construcción del mayor complejo turístico de Europa --o al menos eso afirman los diarios regionales-- en el entorno natural ex protegido de la Marina de Cope (Águilas, Murcia). A unos diez kilómetros de donde vivo. Campos de golf, piscinas, todo lujo. Quince mil apartamentos, en principio. Y en el lugar exacto que, dicen los expertos, menos llueve de la Península Ibérica. Si al menos hubiera un consumo de agua responsable y respetuoso con el medio en esta región, quienes reivindican ferozmente el trasvase para promover el "desarrollo" económico tendrían una pizca de autoridad moral. Pero sólo lo piden para engordar sus carteras a costa de la demagogia y el apoyo ciego de unos agricultores que, éstos sí, están muy faltos de ayuda.

Cambio de tercio. La liberalización del comercio con recursos vitales, a mi juicio, es una aberración puesto que asume su rol como mercancía y no un bien común imprescindible. Ahora bien, puedo comprender la postura de algunos al sugerir una subida de precios para moderar el consumo; la única pega es que mientras que los que más gastan son, casualmente, los que más pueden permitirse la carestía, los más perjudicados serán los consumidores urbanos y los propios agricultores. ¿Entonces? Algo habrá que hacer, pero no veo a la clase política muy dispuesta a estudiar desapasionadamente el problema, sino eternizarlo para seguir mercadeando votos. Penita.

Un saludo.

Otis B. Driftwood -

En un mundo donde alguien es capaz de vender, literalmente, "nada" por internet, y encima sacar dinero por ello, no debería sorprendernos.

Lo que sigo sin comprender es cómo se puede defender la comercialización libre del único bien (aparte del aire) indispensable para la supervivencia del hombre. Siempre seré de la opinión de que el agua no es negociable. Sin agua, morimos. Eso no puede someterse a la lucha mercantil.

En el otro sentido, justo antes de leer este artículo entraba en una página de "El Mundo" con patrocinador. El susodicho era una inmobiliaria que ofertaba una nueva promoción de viviendas en Murcia, y como principal atractivo ponía un (otro) campo de golf. A mí eso ya me parece razón suficiente para estar en contra del trasvase. Murcia está sedienta, sí, pero se ve que los que van a beber de ese agua y hacerse de oro con ella son otros que compran agua mineral todos los días, porque seguro que del grifo no beben.

Scheisse Politik...

Enrique -

Creo entender tu punto de vista, JR, aunque, para ser sinceros, no sé mucho sobre los vericuetos de la "guerra del agua". Eso sí, quizá la cuestión podría resumirse de la siguiente manera: ¿por qué pretender el jardín nórdico cuando lo nuestro, por climatología y orografía, es el jardín árabe? Lo que entiendo menos (o entiendo a la perfección, y eso es lo que me preocupa) es la salida liberal al problema. Por ese camino se llega a la santa triada de los hechos consumados: gravamen de lo básico, costo añadido a las infraestructuras de la lluvia, negocio de los de siempre. El tío Otis (que es del Betis) sabe de lo que hablo: ya hace tiempo que se comercializa "aire" cazado justamente al vuelo en el medio ambiente de la grada verdiblanca. Por cierto, en Palestina también se pegan por el agua, se pegan a conciencia, pero allí no están para demasiados jardines.

Un saludo, JR.

Pini: ¡Agua que no has de beber, déjala correr! ¡Que no nos falte el agua!

pini -

agua de lluvia que moja la tierra del árbol recién plantado.
agua de río que me vio nacer.
agua de mar por donde te pierdes con tu rompeolas.
al agua pato, y ya estaré limpita.
buenas tardes, y que no nos falte el agua, nunca.

JR -

En aquella entrada escribí sobre la necesidad agónica que medios de comunicación y los políticos tratan de traspasarnos, a la vez que éstos promueven obras cuando menos ilógicas y contrapuestas a la naturaleza de una tierra tan seca. Cada día más seca, en parte, por culpa de esos regadíos mal planteados y una urbanización caótica, anárquica, voraz.

Y mientras, te diré, en el pueblo donde vivo y en algunos otros (no así en la capital, prometió ufano su alcalde) ya han comenzado los cortes de agua. ¿No genera esta escasez una necesidad? Muy probablemente. La necesidad del sediento, esta vez.

Al mismo tiempo, en las afueras, ya han empezado a vender chalets con piscina y vistas al mar junto a un pequeño campo de golf.

"Queremos más agua", reivindican empresarios, políticos y periodistas. "Dadnos más agua", brama imitando el pueblo, sin saber que, quizá, sus penurias de abastecimiento se deban en mayor medida a la opulencia, al gasto desproporcionado, al entender los recursos naturales por ilimitados manantiales.

El absurdo, entendido por quien ha crecido viendo amarillear, palidecer y resquebrajar los campos cada año un poco más.

Un saludo.